Perdóneme Padre, porque he pecado

El padre Paul Duré es el consuelo espiritual de una penitenciaria robotizada colgada en algún rincón perdido del Sistema Solar y en la que es el único ser humano con posibilidad de ejercer su libre albedrío. Los duros reclusos son poco amigos de confesar sus pecados así que la llamada a la puerta del confesionario le provoca un sobresalto, nada comparado a lo que sentirá al ver a catorce, uno de los robots guardianes, solicitando confesión. El pecado de catorce es tan inaudito en un cerebro positrónico dotado con las tres leyes de la robótica que será precisa la intervención inmediata de la robopsicóloga Susan Calvin y sus ayudantes, Mike Donovan y Greg Powell.

Un relato para asimovianos de pro.

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