Ishtar enamorada
Junto con «El robo no parecía ser la causa de aquel crimen» es uno de mis relatos más crueles y sangrientos y propició mi salida de un grupo de escritores y escritoras con el que anduve en cierta época. Pasados ya los años debo reconocer que ese era exactamente el resultado que quería lograr al escribirlo. Es cierto que el estremecedor viaje de Susana a los infiernos, transmutada en la Ishtar del «Gigamesh», para arrancar de los brazos de su aterradora hermana Ereshkigal a su prometido, Tammuz, no está exento de cierta poesía, al estilo de Peckinpah, pero debo advertir que puede herir algunas sensibilidades.
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