Führerdämmerung

La relación de Hitler con las mujeres fue peculiar. Las despreciaba profundamente, para él no eran más que seres inferiores cuyo papel social era el reproductivo y el de ser el consuelo del guerrero, pero tanto Geli Raubal, su sobrina, que acabaría suicidándose después de algunos años de convivencia equívoca, como Eva Braun, que haría lo mismo, se sintieron fascinadas por el Führer.

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